INTRODUCCIÓN: Realidad Distorsionada

 

 Enciendo un cigarrillo mientras miro al hombre agitado que se encontraba a mi lado, no sé qué hago aquí, debería estar preparándome para mi viaje de mañana, pero de alguna manera tenía que terminar con esto. Apagué el cigarro y comencé a vestirme. Cuando estaba dispuesta a salir de la habitación, Max me detuvo agarrándome por el brazo.

-Nicolle, ¿Hasta cuándo voy a seguir siendo tu juguete?-Me dijo mientras me volteaba contra él.

-No te preocupes, esto se acaba hoy.

-Espera ¿Qué?

-Escucha Max, fue muy divertido fingir que teníamos algo pero…. –Me interrumpió y comenzó a hablar él.

-Nic, mírame, no puedes hacerme esto, yo te quiero de verdad.

-Eso es asunto tuyo, lo primero que acordamos fue dejar los sentimientos fuera.- Le dije con una mirada fría y distante.

-Pero… ¿De verdad después de todo este tiempo no sientes nada por mi?

-No Max, además ya me aburrí de hacerte creer que me agrada estar contigo, nunca te he querido, ni siquiera me gustas, solo estaba contigo porque eres bueno en la cama. ¿Esa es la respuesta que querías no?- Max apretó el puño y los dientes mientras soltaba mi brazo. –Ahora, con permiso, hasta nunca.

   Tomé un taxi hasta mi apartamento, donde me esperaba Pelusa, mi queridísimo gato, creo que el único ser vivo por el cual siento algo desde… ese día. Me meto en el baño inmediatamente para darme una buena ducha de agua caliente. Miro mis muñecas que todavía tienen la marca de unos cortes limpios y parejos, uno en cada una, cicatrices que suelo tapar con unas manillas doradas poco llamativas. Cuando salgo de la ducha me seco el cabello con la toalla frente al espejo, y ahí está, todavía, una  sutura de unos diez centímetros en la parte derecha de mi ingle. Me pongo el pijama, envuelvo mi pelo rojo en la toalla y salgo del baño lleno de vapor.

   Una vez sentada en la cama encendí mi laptop para revisar el cronograma nuevamente, era un viaje de trabajo, en el que tenía que encontrarme con unos importantes inversores de la empresa, tenía muy bien ordenados y separados los papeles que debía de entregar y firmar, después tendría que reunirme en una rueda de prensa para hablar de los proyectos que está preparando la compañía a la que represento, “Blue Button”, la más grande en la rama de la tecnología.

   Me levanté de la cama para hacer las maletas, iba a ser un viaje de dos semanas, así que tenía que preparar muy bien lo que me iba a llevar y además también dejar listo todo para cuando viniera la persona que iba a cuidar a Pelusa. Nunca había estado fuera por tanto tiempo, así que espero que no me extrañe mucho, aunque no me hacía mucha gracia que un desconocido se quedara en mi casa, pero tampoco podía dejar al gato solo.

   Termine de organizar todo y me acosté a dormir, tardé aproximada mente media hora en conciliar el sueño, normalmente suelo tardar más, pero hoy fue un día duro en la oficina. De repente veo a una niña, corriendo con dificultad por un bosque, su ropa esta desgarrada casi por completo,  una de sus manos está llena de sangre mientras la otra está presionando sobre una herida en la parte inferior de su vientre. Todo estaba muy oscuro, trató de gritar pero no pudo, las lágrimas corren por sus mejillas, de repente tropieza con la raíz de un árbol y cae al suelo, el dolor no la deja levantarse y la pérdida de sangre le hace perder el conocimiento poco a poco, antes de perder la conciencia del todo veo una silueta.

   Despierto de un sobresalto, con el pulso acelerado miro por la ventana y veo que aun es de noche, toco la cicatriz que tengo en la ingle, ahí está todavía, ¿Por qué no se va? Está ahí para atormentarme por toda la vida, me cubro la cara con mis manos mientras comienzo a llorar sentada en la cama. Cuando me calmé un poco me levanté a buscar un vaso de agua y unas pastillas para dormir y regresé a la cama.